Hoy, 6 de diciembre de 2023, los españoles celebramos el cuadragésimo quinto aniversario de nuestra Constitución porque fue, ese día, el que los ciudadanos ratificaron, por mayoría abrumadora, la misma a través de un referéndum que suponía y culminaba un proceso de Transición Democrática que nos condujo de la dictadura de Francisco Franco a una democracia basada en un modelo parlamentario similar a la del resto de países europeos.
Ello no obstante, su elaboración no fue fácil ya que, a diferencia de otros textos constitucionales anteriores como la Constitución de Cádiz de 1812 (“La Pepa”) o la de 1931 que reflejaban la línea ideológica de quien ostentaba el poder, la actual es fruto del consenso de varias fuerzas políticas de distinto color que tuvieron como cabeza visible a siete personas: Gabriel Cisneros, Miguel Herrero y José Pedro Pérez-LLorca de UCD; Gregorio Peces-Barba del PSOE; Jordi Solé del PCE; Manuel Fraga de Alianza Popular y Miquel Roca de Pacte Democràtic per Catalunya.
La Constitución Española representa el inicio de un proceso de regeneración a todos los niveles: cultural, económica, política y social por eso siempre digo que somos unos privilegiados ya que somos la generación que ha nacido y crecido en libertad y democracia, pero esos valores, de los que hoy disfrutamos, se consiguieron, como ya he dicho, gracias al esfuerzo, dedicación y sobre todo solidaridad de unos pocos que fueron capaces de anteponer el bienestar del estado y de los ciudadanos por encima de su ideología particular.
Ese espíritu que impulsó al constituyente es un valor que nunca se debería de perder y en un día como el de hoy se debería recordar. Por eso quiero poner en alza el valor de nuestra norma suprema e insistir en la importancia y el mérito que tuvo que se gestara en un momento de transición política y con el consenso de representantes de distintas posturas ideológicas. Es precisamente este consenso el que ha permitido que la Constitución se haya mantenido en vigor durante tantos años, siendo la segunda norma jurídica más longeva de nuestra historia contemporánea (solo superada por la Constitución de 1876) y haya permitido la gobernabilidad de partidos políticos de distinto signo desde 1978, que cada territorio se pudiera erigir como Comunidad Autónoma con parlamento propio, presidir un modelo económico basado en la ambigüedad, pues nuestro texto da cobijo tanto a la libertad de empresa en el marco de una economía de mercado como al intervencionismo estatal o la creación del Tribunal Constitucional como supremo órgano intérprete de la Constitución y garante de que todo el ordenamiento jurídico español respete nuestra norma suprema a través de distintos mecanismos entre los que destacan el recurso y la cuestión de inconstitucionalidad. También nuestra constitución ha instaurado un sistema político, económico y social homologable con el de nuestros vecinos europeos, lo que nos ha permitido formar parte de organismos como la Unión Europea.
Pero, sin duda, el principal valor de nuestra Constitución de 1978 es que instaura en España un régimen de derechos fundamentales y libertades públicas en el marco de un Estado Social y Democrático de Derecho que garantiza la sumisión de todos los poderes públicos y los ciudadanos al imperio de la ley. Esta sujeción es la que nos permite decir que nada ni nadie está por encima de una ley que tiene como máximo exponente una Constitución que es de todos y no es de nadie, y es, sin duda, el activo jurídico que permite la convivencia, la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político, en definitiva, la democracia.
En el día de su aniversario, es importante que volvamos al pasado y recordemos la historia de nuestra Carta Magna para que siempre nos sirva de inspiración, ya que como dijo el poeta y filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana: “los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”
Por todo ello en un día como hoy recordamos su origen, homenajeamos a sus siete padres, destacamos la importancia de su respeto para la convivencia, en libertad, de los españoles y, en definitiva, celebramos su vigencia.
Manifiesto escrito por Sergio Monge.